miércoles, 18 de noviembre de 2015

  CARTA NAVIDEÑA A MI AMIGO JOSÉ MANUEL, EXPÁRROCO DE BERMILLO DE SAYAGO.
6 de enero de 2010 a las 23:03


En estas fechas tan entrañables para los creyentes –en que nuestro Dios se hace presente de forma especial para y en los pobres, desposeídos, desprendidos y generosos- días de compartir vivencias profundas (enmascaradas, disimuladas, tamizadas y ocultas en otras épocas del año), brotan de mi interior sentimientos contradictorios pero no contrapuestos.
Caminamos hacia el nuevo año, casi dos meses que nos dejaste, José Manuel, huérfanos de tu presencia física, aunque no de la cercanía y el calor de un amigo. Ahora si que estás en el fondo de nuestro ser, en lo más íntimo y personal de aquellos que tanto te quisimos siempre, aunque no supiéramos mostrártelo, como secos castellano que somos.
José Manuel, rechazo y dura protesta por tu fallecimiento, nos has privado de la alegría y el buen humor que siempre mostrabas, del calor humano, tu humanidad ante cualquier acontecimiento de la vida cotidiana, eras todo oídos para quien solicitaba tu apoyo –pequeño o mayor, pobre o rico, listo o torpe- esto se extraña mucho. José Manuel, tu bien sabías que todo esto era muy necesario, y lo sigue siendo, en este caminar individualista de cada uno de nosotros, cada cual enfrascado en su “ego”, en ese “yo” personal y absorbente que nos aleja del prójimo, del próximo, del cercano, sólo se piensa en el triunfo individual, el querer ser el mejor, el “trepar” y escalar puestos a costa de lo que sea y de quien sea, aunque haya que pisarlo y destruir al otro, con tal de alcanzar y conseguir lo que “yo” deseo, con tal de alimentar mi gran “EGO” insaciable de altanería y vanagloria.
José Manuel, qué distinto eras tú, con tu sencillez y disponibilidad para apoyarnos a los que te pedíamos ayuda; nunca pensabas en ti, en ese “ego” que todos tenemos (unos más grande y otros más pequeño) y que sólo mostrabas cuando te enfadabas, por motivos serios y muy justificados.
Sí, José Manuel, sólo por esto me siento triste y cada vez que me pongo a pensar en ti –lo ponga por escrito o hable de ti- surgen en mis lagrimales, ese liquido que riega mis mejillas sin poderlo detener; pero no nos pongamos tristes y melancólicos ¡es Navidad¡,” el Hijo de Dios va a nacer ya.”
Por ser Nochebuena, Navidad, estoy a tu lado, hablando contigo, compartiendo pensamientos, sentimientos, emociones y vivencias que surgen de mi interior y deseo compartir con los que te recuerdan y seguirán recordándote mucho tiempo.
Este mismo acontecimiento que me entristece, me llena de alegría al comprobar –no matemáticamente- que tú alcanzaste ya la meta y te fuiste, con tu “misión cumplida”, tu “gera realizada”, “listo para sentencia.
Sí José Manuel, “sentencia” he dicho, no me he equivocado, no de muerte sino de vida, que el Padre generosamente te mostrará al haber sido toda tu vida, tu caminar, una donación de amor por los demás, contagiado gratamente por el amor de Cristo, su Hijo.
¡Gracias! José Manuel, no me cansaré de repetir, por tu ejemplo de vida, desinteresada, alegre, entregada al hermano. Mi propósito diario es “no imitarte” (como a esos idolillos de barro y paja que nos crea y alimenta la sociedad de consumo), sino “comprender” y “aprehender” tu forma de vivir –desde que nos conocimos en Julio de 1964- para que seas guía y enseña en mi vivir de cada día, profesional y personalmente, como creyente y seguidor de Cristo nuestro hermano.
Un abrazo en esta Nochebuena del 2009 y hasta siempre amigo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario